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El camino a la paz (Opinión)

“Problemas complejos requieren soluciones audaces”, dijo alguien hace ya mucho tiempo. La frase sugiere que, para enfrentar desafíos difíciles, es necesario un enfoque innovador, creativo y valiente, que vaya más allá de las soluciones convencionales. Implica adoptar una mentalidad abierta, fomentar la colaboración entre diversas perspectivas, pensar de manera no lineal y estar dispuestos a experimentar y asumir riesgos calculados para encontrar vías efectivas de resolución.

La cumbre entre Estados Unidos y Rusia denominada Alaska 2025 realizada el 15 de agosto pasado en la Base Elmendorf-Richardson en Anchorage, fue la primera entre los líderes de estas dos potencias en más de seis años y la única desde que comenzó la guerra entre Rusia y Ucrania.

La acción ha sido calificada como el movimiento más audaz por parte del presidente Trump para poner fin a este conflicto ―Operación Especial, como lo ha llamado Putin― que ya alcanza los tres años y medio de duración, desde sus inicios en febrero de 2022 y millones de muertos, sumados los de ambos lados.

La Union Europea y su nefasta comisionada, Úrsula von der Layen, no bien terminada la cumbre, se apresuró a calificarla como un rotundo fracaso. ¿La razón? Europa no permitiría la cesión de territorios ucranianos ocupados por las tropas rusas, es decir, enclaves perdidos por Ucrania durante este conflicto, como parte de los acuerdos de paz propuestos por Trump y Putin.

Las negativas para aceptar los términos propuestos por Putin y aceptados por Trump en dicha reunión, hacen parte de una bien orquestada estrategia por parte de este grupo de indeseables ―Von der Leyen y el resto de sus comisionados― que poco o nada tienen que ver con los verdaderos intereses del pueblo ucraniano.

Así lo reconoce ahora casi todo el mundo. En otras palabras, a esta camarilla ―que tiene secuestrado al régimen ucraniano encabezado por el incapaz de Zelenski―, poco o nada le interesa que Ucrania gane o pierda esta guerra: que las otrora prosperas ciudades queden reducidas a escombros; que la infraestructura eléctrica quede destruida y la población diezmada. Lo que en realidad les interesa con la continuación de esta guerra es debilitar política, económica y militarmente a la Federación Rusa y buscar además el derrocamiento de su líder Vladimir Putin. Eso ya lo sabe hasta el más incauto de los ciudadanos de Europa.

Y todo, a costa del exterminio de la juventud ucraniana, enviada sin recursos ni preparación a unas verdaderas moledoras de carne, que es en lo que se han convertido los frentes de guerra de la frontera rusa.

Sin embargo, quince días después de terminada esta cumbre que los europeos dieron por fracasada, precisamente el lunes primero de septiembre ―Labor Day―, desde la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (SCO, por sus siglas en inglés) respaldada por Beijing y Moscú y llevada a cabo en la ciudad portuaria de Tianjin, el presidente Putin hace unas declaraciones que relanzan las esperanzas de paz iniciadas con la acción audaz del presidente Trump en su iniciativa de agosto.

Aunque a los ojos de los escépticos esta cumbre entre el líder chino Xi Jinping y su homólogo ruso Vladimir Putin les parecerá un desafío a los intereses hegemónicos norteamericanos, lo que en verdad representa es la expresión de un Nuevo Orden Multipolar, reconocido previamente tanto por occidente como por los demás bloques que lo conforman, entre ellos los emergentes BRICS. La realidad ya es otra y no hay caso ponerla en duda.

Por eso considero tan importante y significativo que, desde ese foro de la Organización de Cooperación de Shanghái, OCS, el presidente Putin le haya enviado un claro mensaje al presidente Trump, premiándole su audacia. “Alaska es el camino a la Paz”, dijo, en clara alusión a que los acuerdos que se plantearon en aquella cumbre siguen vigentes y más temprano que tarde se conocerán sus resultados.

Putin también elogió los esfuerzos de India para facilitar la resolución de la crisis y describió el “entendimiento” alcanzado con Trump en la reunión de Alaska como una vía para “abrir el camino hacia la paz en Ucrania”. La Diplomacia es así, es capaz de revivir las esperanzas cuando todos las creen muertas.

Enhorabuena para quienes hemos deseado que este sangriento conflicto, el más extenso y dañino desde la Segunda Guerra Mundial, pueda llegar a acuerdos que finalicen con una paz justa y duradera.

Coletilla: La mediocridad posiblemente consiste en estar delante de la grandeza y no darse cuenta.

Por: Gabriel Taborda                                                                                                                                                                                                                         eminen51@yahoo.com