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La presidenta hondureña, Xiomara Castro, condena “enérgicamente” el intento del Golpe de Estado denunciado por el presidente electo de Guatemala, Bernardo Arévalo.
“El golpismo y el crimen amenazan nuestras democracias, solo defendida por la legitimidad de la soberanía del pueblo en las calles y en las urnas”, ha señalado este domingo la mandataria de Honduras en sus redes sociales para expresar su apoyo a Arévalo.
Arévalo, que salió elegido presidente de Guatemala el pasado lunes en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, denunciado un plan de “golpe de Estado” para evitar que asuma el cargo tras ganar el balotaje.
“Existe un grupo de políticos y funcionarios corruptos que se niegan a aceptar este resultado [del balotaje] y ha puesto en marcha un plan para romper el orden constitucional y violentar la democracia”, ha afirmado este viernes Arévalo, días después de que su partido, Semilla, fuera inhabilitado por la justicia.
Miles de guatemaltecos, gritando eslóganes como “mi voto se respeta” y “fuera golpistas”, salieron el sábado a las calles para exigir respeto por su voto en los comicios de agosto ante el “golpe de Estado” avisado por Bernardo Arévalo de León.
Fuente: Xiomara Castro condena intento de golpe de Estado avisado por Arévalo | HISPANTV
Para quienes hemos sido llamados eufemísticamente ―iba a decir, piadosamente―, Baby Boomers por haber nacido entre 1946 y 1964, después de que terminara la Segunda Guerra Mundial, existen temas a los cuales nos cuesta trabajo acercarnos ya sea a causa de nuestras ideas retrógradas, por distancia generacional o sencillamente debido la dificultad para aceptar que vivimos en tiempos nuevos.
A la par de lo desafíos que nos imponen diariamente los adelantos tecnológicos sin los cuales hoy sería prácticamente imposible realizar tareas otrora tan sencillas como conducir, ir de compras o simplemente ver la televisión, las conductas sociales han adoptado también patrones novedosos, por decirlo de alguna forma.
La llamada Agenda de Género, nombre bajo el cual se han introducido en nuestras instituciones las discusiones sobre igualdad y no discriminación, por razones de sexo, ha traído de la cola un tema mucho más arisco y bastante más complejo como es el de los derechos de la población LGTBIQ+.
Como Baby boomer, mi percepción era que los géneros eran tan solo dos, el masculino y el femenino, aunque aceptaba ―y sigo aceptando, con el debido respeto, por supuesto― algunas “variantes” que siempre vivieron en la sombra (¿el clóset?), en el convencimiento de que cada cual es dueño de su vida y de su cuerpo y puede hacer con ambos lo que considere más conveniente. Usted puede suicidarse prendiéndose fuego, siempre y cuando no lo haga en la sala de mi casa o en una estación de servicio, cuando alguien esté llenando el… Sigue leyendo