Cada vez más personas que habrían votado por Biden se niegan a hacerlo debido al continuo apoyo de Biden al genocidio que está ocurriendo en Gaza. Según Alex de Waal, director ejecutivo de la Fundación para la Paz Mundial e investigador del hambre, en una entrevista con Al Jazeera esta semana, después de haber estudiado las hambrunas en todo el mundo durante décadas, no ha encontrado nada comparable a la crisis que Israel ha creado en Gaza. Hasta ahora, cerca de 30.000 palestinos han perdido la vida en la invasión israelí de Gaza y miles de personas más han desaparecido bajo los escombros.
El papel de Biden en todo esto no es más que despreciable: finge preocupación y exasperación con Netanyahu, pero se da vuelta y proporciona miles de millones de dólares para que Israel continúe con su genocidio. Soy uno de esos que no pueden votar por alguien que apoya el genocidio. Amo a FDR, pero si FDR hubiera permitido a Hitler cometer genocidio, yo también me habría opuesto fervientemente a él.
Las empresas estadounidenses creen que tienen al pueblo estadounidense al mando: cara ganan, cruz nosotros perdemos. O tenemos al principal perro faldero del Complejo Industrial Militar, que no sólo permite el genocidio, sino que también es un entusiasta de las guerras eternas, o tenemos un presidente con tendencia fascista al que le encanta ofrecer recortes de impuestos a los muy ricos y promover abiertamente la supremacía blanca.
Pero la realidad es que el pueblo estadounidense se está cansando de ser engañado por el duopolio corporativo que se nos presenta como el inevitable tener que elegir una de sus opciones por nosotros.
Algunos defienden el apoyo a Biden desde el punto de vista de que con él tendríamos una cara amiga en Washington para abordar cuestiones importantes como los derechos reproductivos, electorales y laborales. Me parece bien. Pero debido a que tenemos una cara amigable, tendremos que aceptar el genocidio y las guerras eternas, mientras que, mientras tanto, los estadounidenses comunes y corrientes tienen dificultades para llegar a fin de mes en este mundo controlado por las corporaciones donde la avaricia gobierna los productos básicos de la vida, como los alimentos, vivienda y atención sanitaria.
Biden es un gran lastre porque es impermeable al mundo que lo rodea. Ha permitido que se le perciba como un debilucho incapaz de poner en su lugar al líder de un Estado dependiente que está cometiendo los crímenes más graves. Varios países ya han tomado medidas contra Israel en la Corte Internacional de Justicia, uno de ellos un país europeo.
La oleada de ira y consternación por el genocidio de Israel está alcanzando un crescendo comparable al insaciable deseo de expansión de Israel. Aquellos de nosotros que nos preocupamos por impedir que Trump se convierta en presidente deberíamos empezar a trabajar horas extras para intentar que Biden renuncie. El columnista del New York Times, Ezra Klein, que cree que Biden ha sido un buen presidente, aconseja a los principales demócratas y a Obama que consideren la posibilidad de que dimita antes de noviembre. Basta con mirar las cifras de la encuesta.
¡Por el bien de Estados Unidos y el mundo occidental, por favor, Biden renuncie! El pueblo estadounidense lo encuentra repulsivo.
Lorenzo Cañizares l.canizares@aol.com
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