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Santo Domingo (Prensa Latina) El próximo viernes, el reelecto presidente dominicano, Luis Abinader, tomará posesión del cargo para un período en el que propuso relanzar el país en diversas áreas, mediante lo que calificó de un gran acuerdo de unidad nacional.
Abinader, 57 años de edad, empresario de origen libanés, con una definida política de gobierno, tiene ante sí, como una de sus prioridades, elevar el nivel de vida de un 24,6 por ciento de ciudadanos pobres en áreas rurales, y un 18 por ciento en las urbanas, según datos oficiales.
Aunque algunos sectores poblacionales consideran maquilladas tales cifras ofrecidas por organismos públicos, los números indican que en dominicana más de 400 mil ciudadanos en pobreza extrema, casi tres, en pobreza general, mientras unos siete millones y medio, no son pobres.
Uno de los intereses del próximo mandato que finalizará en 2028, es elevar la calidad de vida de la población en su conjunto, con énfasis en el sistema de salud, pues aún hay localidades que carecen de atención médica adecuada.
REFORMA CONSTITUCIONAL
En opinión de Abinader en distintos foros políticos y empresariales, República Dominicana deberá enfrentar una serie de reformas, entre ellas la constitucional, si –como proclama- el país será relanzado en diversas áreas.
El gobernante aseguró que no variará lo concerniente a la reelección, al descartar que la reforma sea una artimaña para facilitar el camino a un tercer mandato continuo. “No volveré a ser candidato, es mi palabra, es mi compromiso y será parte de mi legado… Sigue leyendo
Estamos presenciando uno de esos raros momentos de la historia: el declive del imperio estadounidense. Tal vez el lector no haya notado los muros derrumbados que lo rodean o tal vez esté creyendo en la fanfarronería de nuestros líderes o no haya hecho suficientes esfuerzos para llegar a la misma conclusión, pero en este momento los EE.UU. están involucrados en la financiación de dos guerras y probablemente se involucrarán en la financiación de una tercera. Y entre esas tres no se cuenta la que significará más para la máquina de guerra de los EE.UU., que es una guerra con China que se anuncia como una guerra por la hegemonía mundial. El único problema es que el «enemigo» no ve el mundo a través de ese mismo prisma. 














