Politica
En los círculos cercanos al gobierno se ha venido repitiendo, cada vez con más frecuencia, la expresión Cociente Intelectual (CI) para referirse a personas del entorno presidencial, muy especialmente al Asesor Especial ―¿es ése el nombre de su cargo?― Elon Musk.
En marzo pasado, cuando el presidente dio una bien preparada rueda de prensa en los jardines de la Casa Blanca para promover la venta de automóviles Tesla, propiedad del Asesor Especial, aseguró que la razón del éxito del empresario estaba relacionada directamente con su inteligencia. “Tenemos que cuidar de nuestra gente con alto Cociente Intelectual”, dijo, “porque no tenemos demasiados”.
El Cociente Intelectual es un estimador de las competencias generales de los individuos que les permite resolver problemas, razonar, planificar, pensar de modo abstracto, comprender ideas complejas y aprender de la experiencia.
El término, que en mi niñez era considerado odioso por la variante despectiva que algunos “narcisos de escuela” ―autoproclamados sin razón como los más listos―, comenzaron a darle para señalar a quienes no alcanzábamos más que una “media proporcional” en las calificaciones escolares, no está relacionado directamente con el éxito en los negocios. Al menos eso es lo que dicen los entendidos en la materia.
Sin embargo, con el tiempo obtuvo bastante popularidad entre los cazatalentos como prueba obligatoria para acceder a puestos de trabajo, antes de ser descartado definitivamente por sus discutibles resultados. Ahora, el término emerge nuevamente desde el célebre Jardín de las Rosas de la Casa Blanca, con casi las mismas repercusiones odiosas.
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La Enciclopedia Británica (EB) define el fascismo como una filosofía de gobierno que enfatiza la primacía y la gloria del Estado, la obediencia incondicional a su líder, la subordinación de la voluntad individual a la autoridad estatal y la severa represión de la disidencia. Se celebran las virtudes marciales, mientras que se menosprecian los valores liberales y democráticos. El fascismo surgió durante las décadas de 1920 y 1930, en parte por temor al creciente poder de las clases trabajadoras; se diferenciaba del comunismo contemporáneo (tal como se practicaba bajo el régimen de Iósif Stalin) por su protección de las élites empresariales y terratenientes y la preservación de los sistemas de clases. Los líderes de los gobiernos fascistas de Italia (1922-1943), Alemania (1933-1945) y España (1939-1975) —Benito Mussolini, Adolf Hitler y Francisco Franco— fueron presentados ante sus públicos como la personificación de la fuerza y la determinación necesarias para rescatar a sus naciones del caos político y económico. Los fascistas japoneses… (1936-1945) fomentó la creencia en la singularidad del espíritu japonés y enseñó la subordinación al Estado y el sacrificio personal.
No creo que muchos cuestionen que las características del fascismo mencionadas anteriormente sean atributos prominentes de la administración Trump. ¿Y qué significará para el pueblo estadounidense estar bajo el fascismo? Significará vivir en una dictadura donde las leyes son inexistentes, donde los ricos dirigen el sistema para su propio beneficio y siempre se centran en atacar a un grupo específico de personas. En la Alemania nazi, fueron los judíos, los… Sigue leyendo