“A medida que empeora la crisis humanitaria en Haití, se necesita asistencia urgente para salvar vidas”, detalla la ONG Plan international.
“La violencia de las pandillas ha interrumpido las cadenas de suministro en todo el país, limitando el acceso a los alimentos y dificultando que las comunidades lleguen a las escuelas y hospitales”, detalla la organización no gubernamental Plan International, una condición que hace que Haití, el país más pobre del continente americano, se dirija a un posible punto de no retorno.
Según el organismo, la situación en ese país se deteriora sumamente rápido, en medio del hambre generalizada, la violencia de pandillas, el cierre de escuelas y una epidemia de cólera en curso; los niños, especialmente las niñas corren mayor riesgo con secuestros que se suman a unas condiciones de vida plagadas por el miedo y la incertidumbre de no saber lo que sucederá al siguiente día; un escenario incluso comparable al que deja una guerra.
Conforme aumenta la tragedia, también aumenta la exigencia inmediata de ayuda, El Plan de Respuesta Humanitaria de Naciones Unidas para Haití es de 720 millones de dólares. El número dobla la cantidad que se requería hace tan solo un año, y si el empeoramiento de la crisis humanitaria sigue su curso, puede ser mucho menor a lo que se necesite para años posteriores.
El foco de la violencia, que anteriormente se concentraba en mayor medida en Puerto Príncipe, la capital, ahora se expande hasta las zonas más remotas. El accionar de la delincuencia organizada y el hampa común hace más difícil la propia supervivencia. Conseguir tan solo comida puede tener jornadas maratónicas, como también puede ser imposible.
Cinco, de los más de 11 millones de habitantes se enfrenta al hambre aguda en este momento, de acuerdo con datos del Programa Mundial de Alimentos de la Organización de Naciones Unidas. La cifra fácilmente puede igualar al total de la población de Costa Rica.
Ahora una vía de escape para los más vulnerables, los niños, es casi inexistente. Existen muchos que prácticamente han vivido entre el hambre y la pobreza extrema toda su vida. Es el caso de Chedeline, de 12 años. “Cuando tengo hambre, no puedo estudiar”, dice. “No he comido nada esta mañana, por el resto del día espero comer algo de arroz”.
Para otros, como Belladine, de 13 años, el aguante puede ser un poco más elevado, aunque es una situación inhumana, de por sí, derivada de la nula estabilidad política, social y económica, pero que, por ahora, no deja opción de solución. “Las pandillas impiden que mi familia y otras familias del barrio coman bien. Siento dolor de estómago, pero luego busco algo en lo que ocupar la mente, como estudiar, para olvidarme del hambre”, declara a investigadores de Plan international, en el sudeste haitiano.
Para Daphne de Bordes, directora interina de Plan International Haití, “Las necesidades humanitarias ahora son más altas que en cualquier otro momento desde el terremoto de 2010”. Preocupa a gran escala el impacto devastador de falta de alimentos, pues las consecuencias para niños, niñas y adolescentes pueden ser devastadoras. “La falta de acceso a alimentos nutritivos crea un riesgo de retraso en el crecimiento en los niños pequeños, lo que tiene un impacto en su crecimiento y desarrollo cerebral y limita su capacidad de aprender”, dice.
Haití “está al borde de un precipicio” advertía esta misma semana el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, y pedía apoyo inmediato.
Según el funcionario, la incapacidad estatal para garantizar derechos humanos elementales ha socavado por completo la confianza entre los pobladores. Ahora, el terror que infligen las pandillas en la población se desarrolla a un ritmo sin precedentes. Datos publicados por la ONU constatan que de entre el 1 de enero y el 31 de marzo, el número de homicidios denunciados aumentó 21% en función al último trimestre de 2022, y el número de secuestros se elevó 63%.
Fuente: Crisis humanitaria en Haití: conseguir comida requiere jornadas maratónicas | HISPANTV