Si pudo leer el título, las dos atribuciones encajan perfectamente en el currículo de Donald Trump. Percibo que tengo la obligación de aceptar el descontento que, como la corriente eléctrica, corre por mi cuerpo al ver que la justicia no se despliega como debería hacerlo, sin diferenciar entre ricos y pobres, sin escrúpulos ni favores a la gente rica y poderosa que pertenece al uno por ciento de la población que, como es obvio, por su próspera condición económica las leyes son como un elástico ajustable a sus necesidades.
A pesar de todo Donald Trump todavía es un presidario más en el estado de Georgia, EE. UU., por su intento de golpe de Estado en 2021. Este hombre con la tremenda cara dura dice que no hizo nada ilegal; sin embargo, también ya fue condenado por sus delitos en el estado de New York, pero para los republicanos, que según ellos son hijos de Dios, todo vale porque se trata de su becerro de oro. El Sr. Presidario número PO1105809, perdón, el presidente está en una ciénaga y su retórica da asco.
Se inauguró como presidente el lunes 20 de enero 2025 y me deja perplejo al saber que todos necesitamos un buen currículo y buena conducta has ta para encontrar un empleo en un supermercado como cajero/a, chofer de taxi o colectivo. Sin embargo, a este iracundo molestador de mujeres, tramposo y delincuente famoso por su poca moralidad y ética, gracias a más de 75 millones de gente religiosa e hipócrita, y algunos de ellos que todavía creen hasta que existe el ratón Pérez, consiguió el más prestigioso de los empleos en las elecciones federales. No obstante, solo un sordo, ciego y mudo puede creer que semejante sujeto va a ser justicia en la vida de los que no pertenecen al grupito de multimillonarios con corazones de piedra. Sus mentiras y acciones de mafioso lo llevaron a meterse en la mente millones de cerebros lavados; claro, existe gente que ve y escucha a Fox News y todos los medios de extrema derecha que engañan con sus intolerantes mentiras.
Alguien puede preguntarse ¿cómo sabemos quién dice la verdad? Bueno, escuchando a todos los medios y usando sentido común, podemos saber quién de todos informa o desinforma. Cuando un medio dice algo y el de extrema derecha no lo niega y solo se limita a justificar y criticar, pero nunca presenta pruebas para desmentir, ¡bingo! ¿se da cuenta? No pueden mentir, pero encuentran excusas inútiles para justificar lo que para otros es vergonzoso. Las palabras se las lleva el viento, aunque en los oídos de los idiotas las mentiras se trasforman en opio y las hormonas de la ignorancia controlan los cerebros de los ya configurados que, como niños bobos, van por la vida con un chupete.
Yo no sé si Trump-oso algún día va a ir preso; quien escribe no deja de tener esperanza en la justicia y estoy seguro de que nadie quiere ser él, porque tiene más problemas que los Pérez García (radioteatro de los años sesenta), y con solo pensar en una cárcel, ya es suficiente como para sentir escalofríos. Sin embargo, el presidario número P01105809 finge no sentir temor, porque su narcisismo no se lo permite, y como siempre miente. ¿Cómo no acordarnos que Mónica Lewinsky le hizo un gran favor al presidente Clinton? Claro, para los republicanos hipócritas Clinton era un degenerado y la vergüenza del partido demócrata, el pecador que el Dios de la Biblia no podía tolerar, y por eso le hicieron la vida imposible por casi un año entero. Sin embargo, según ese mismo libro, la Biblia, no hay pecado que Trump no haya cometido como, por ejemplo, mentir, robar, agobiar a mujeres, fraude al tesoro público que él mismo gobernó y gobierna, adulterio y otros que sí tendría que nombrarlos me pondrían colorado.
Colorín colorado, quiero concluir con las palabras de Martin Fierro: “Hacerte amigo del juez, no le des de que quejarse, y cuando quiera enojarse vos te debes encoger, porque siempre es güeno tener, palenque ande ir a rascarse”.