Como en las buenas películas de suspenso y terror, la carrera presidencial en los EEUU 2024 ha venido agregando componentes inesperados y explosivos a un guion que ya conoce muy bien quienes serán los actores principales, pero no los secundarios.
La trama está bien entretejida: no han faltado los elementos claves como el misterio en el intento de asesinato, la intriga previa a la aparición de uno de los protagonistas principales; la incertidumbre que precede a la aparición de otros en papeles secundarios y posteriormente, la emoción al descubrir finalmente al héroe o al villano insospechado que, obviamente, estará reservada para el próximo 5 de noviembre.
El Partido Demócrata le ha otorgado a la vicepresidenta Kamala Harris el compromiso de liderar la campaña presidencial 2024 en sustitución de Joe Biden apartado por incapacidad física y mental, aunque estas palabras, dichas con respeto, suenen bastante duras.
Pues bien, continuando con la línea de suspense al cual nos hemos venido refiriendo, a la campaña de la señora Harris ha llegado, de forma repentina, una dama de mucho peso dentro del Partido Republicano. Se trata de la señora Condoleezza Rice, mano derecha y ex Secretaria de Estado del expresidente George W Bush hijo, gestora principal de su política de mano dura durante la invasión a Irak y desde el fin de su mandato en 2009, retirada totalmente de la política activa.
Esto es notable por dos razones: primero, el momento y el contexto de las próximas elecciones presidenciales y segundo, su visión ampliamente neoconservadora que todavía promueve, incluso después de décadas de políticas exteriores fallidas y manchadas de sangre.
El modo en que ha reaparecido en el escenario brutal y ordinario de la política estadounidense, después de largos años de retiro dorado ocupada más que todo en tocar el piano y atender labores académicas en la Universidad de Stanford, ha sido el más clásico: a través de un larguísimo documento publicado en la revista insignia del pensamiento neoconservador en EEUU, Foreign Affairs.
El documento en cuestión ―que no he leído en su totalidad y consta de 28 páginas―, se titula The Perils of Isolationism – The World Still Needs America—and America Still Needs the World (Los Peligros del Aislacionismo, ―el mundo todavía necesita a America y America todavía necesita al mundo―). Un documento que pretende explicar la razón por la que otras potencias de la antigüedad perdieron su supremacía sobre los pueblos conquistados al no entenderse de las cuestiones inherentes a su cuidado. Seguramente, al final de su ensayo, la señora Rice nos dirá por qué razón a los EEUU no debiera ocurrirle lo mismo, algo que espero terminar de leer, si lo vacío de este argumento no me aburre antes.
Durante sus días en la Casa Blanca, la señora Rice se destacó como la principal ideóloga del presidente Bush en cuestiones de política exterior y se sentía orgullosa, a principios de la década del 2000, cuando anunció triunfalmente que “los EEUU… tienen una gran estrategia que es, esencialmente, dominar todo y a todos”.
Muchos de los horrores que estamos viendo en el Oriente Medio y que hemos visto en los últimos veinte años, se deben significativamente a sus acciones. Fue una de las principales figuras, desde el entramado de poder americano, que afirmó que el Medio Oriente se debía convertir en un escenario de luchas de poder absoluto, lo que llevó a que Siria, Irak, Libia y Afganistán fueron cayendo sucesivamente. Ella estuvo a la vanguardia de ese movimiento.
La pregunta que debería ocuparnos ahora es: ¿Qué rayos hace una insigne ideóloga neoconservadora en las toldas de una campaña que está marcada por las más radicales políticas de la izquierda norteamericana? ¿Qué papel desempeñaría en un eventual gobierno de Kamala Harris?
Si revisamos su dossier ―que es público y que puede encontrarse fácilmente en cualquier plataforma de búsqueda―, encontramos algo que nos podría ayudar a responder algunas de estas preguntas: “Antes de unirse a la administración de Bush, fue profesora de ciencias políticas en la Universidad Stanford, donde fungió como directora académica de 1993 a 1999. También sirvió en el Consejo de Seguridad Nacional como asesora de Asuntos soviéticos y de Europa del Este para el presidente George H. W. Bush durante la disolución de la Unión Soviética y la reunificación alemana”. Creo que allí encontraremos algunas respuestas.
Coletilla: Max Weber aportó la más famosa y ampliamente aceptada definición de Estado, al identificarlo con el monopolio de la violencia legítima en una sociedad.
Por: Gabriel Taborda eminen51@yahoo.com