Para lograr la paz, necesitamos deshacernos de Netanyahu
Las células cancerosas deben aislarse para ser destruidas. Y eso es lo que el mundo necesita hacer con el régimen genocida de Israel. Es necesario aislarlo para poder destruirlo.
Colombia y varias otras naciones como Bolivia, Belice y Trinidad-Tobago ya han dado ese paso necesario. Otra ruta que se puede tomar para ayudar a desmantelar el Estado genocida es hacer lo que acaba de hacer Turquía y suspender todas las relaciones comerciales con Israel hasta que haya un alto el fuego permanente.
Por supuesto, lo que muchos países han hecho al exigir a Sudáfrica que denuncie el genocidio que se está cometiendo en Gaza es también una acción valiosa para cercar al liderazgo de extrema derecha de Israel. Volviendo a la historia reciente, recordamos cómo la maquinaria militar nazi fue derrotada mediante el esfuerzo concertado de varias naciones que se unieron como aliadas con participantes políticamente tan dispares como las democracias liberales del mundo occidental y la Unión Soviética comunista. Aunque la Unión Soviética sufrió la peor parte de la lucha contra los nazis, no se puede negar que los últimos roces de la derrota de los nazis fueron ayudados por la intervención de Estados Unidos.
Es necesario desmantelar el aparato de ultraderecha que controla Israel si tenemos alguna posibilidad de esperar la paz en Oriente Medio. Nadie en su sano juicio habría dicho que después de la guerra con los nazis Hitler y su equipo podrían haberse mantenido en el poder para negociar la paz. Por supuesto, aún no hemos llegado a ese punto, pero el propósito de este ensayo es analizar lo que se necesita hacer para alcanzar un nivel más alto de unidad mundial para aislar y sacar de nuestro medio al liderazgo real del estado genocida.
El mundo necesita unirse para tomar medidas cohesivas para poder avanzar en esta cuestión. Netanyahu ha dejado muy claro que se opone rotundamente a una solución de dos Estados y muchos sospechan que su “incapacidad” para detener el ataque de Hamás el 7 de octubre tuvo que ver con su deseo de no tener que lidiar con la cuestión de los dos Estados. Su administración había sido advertida y sabían que Hamás tenía el dinero para comprar la tecnología necesaria para llevar a cabo la operación. Este proceso de desmantelamiento de la maquinaria de extrema derecha de Israel se beneficiará enormemente si Estados Unidos deja de interferir en las Naciones Unidas con los países que intentan penalizar a Netanyahu.
La CPI está a punto de aprobar el arresto de Netanyahu y otros líderes del gobierno sionista por crímenes contra la humanidad. Estados Unidos no debería interferir con el intento de Irlanda, España y otras naciones europeas de reconocer un Estado palestino como ya lo han hecho otros 140 países. Se puede evitar mucho derramamiento de sangre si el mundo se une para liberar al pueblo israelí de un régimen que basa su legitimidad en el odio racial y el deseo de expansión territorial.
Lorenzo Canizares
l.canizares@aol.com
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