El presidente argentino Javier Milei, parece haber vencido algunas leyes de gravedad política con su claro triunfo en las elecciones legislativas del domingo.
Los candidatos del partido de gobierno sumaron casi 41% de los votos en los comicios para renovar la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado, de acuerdo a los resultados oficiales que se han dejado conocer. La Libertad Avanza, su partido político, fue la fuerza más votada y expandirá su bancada legislativa a partir de diciembre, cuando comience la segunda mitad de su mandato presidencial aunque sin mayoría absoluta.
El resultado sorprendió a muchos, ya que ocurre tras una serie problemas económicos y escándalos que complicaron la campaña oficialista. El gobierno implementó un duro ajuste fiscal que podía costarle apoyo popular y debió recurrir a la ayuda del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para sostener el valor del peso argentino.
Pero, ¿a quién, en este país, podría importarle el triunfo en las elecciones legislativas de un presidente de derechas, anarcocapitalista, para más señas y con un largo historial de alardes histriónicos que desafían la cordura? Esa misma pregunta nos la formulábamos en agosto del año pasado en un artículo para este mismo semanario, SIETE MESES DE MILEI (08-07-2024). Cito algunos párrafos del mismo:
“Analizar con cabeza fría los hechos políticos que el presidente Milei ha generado durante sus primeros siete meses de gobierno disruptivo, nos conducen inevitablemente a un juicio que lo deja en deuda con sus promesas electorales, tanto en la escena interna, ya que no ha logrado rescatar de la pobreza extrema a más del 47% de… Sigue leyendo




















