Veinte de enero es la fecha clave. Ese día ―lunes, para más señas―, Donald Trump se sentará en su ya familiar buró de la Oficina Oval en la Casa Blanca y así, con ese acto tan sencillo como trivial, comenzarán los 1440 días más azarosos de que tengamos memoria en la historia reciente de los gobiernos en los EEUU.
Serán una verdadera montaña rusa de decretos y órdenes ejecutivas que desde ése primer día el nuevo presidente expedirá para desmontar todo lo que huela a Biden-Harris, con leves intervalos que servirán para impulsar, con más fuerza aún, la locomotora desbocada en la que se convertirá la sui-generis nueva administración de Donald Trump.
Y algunos se preguntarán, por qué utilizo la expresión “sui-generis” y la respuesta es: porque tendrá muy poco de republicana y mucho de Trumpismo, esa nueva vertiente del partido que se autodenomina MAGA y que sigue celosamente los mandatos de Trump, una especie de partido-dentro-del-partido y eso, por supuesto tiene sus inconvenientes.
Lo que viene, en realidad, es una dura prueba al sistema presidencial que hemos conocido y los vaivenes que nos esperan se convertirán, por momentos, en verdaderos “saltos mortales sin malla de protección”, utilizando una expresión usada en los circos. Porque en la política, como en todo buen circo, debe haber acciones arriesgadas para mantener en vilo a la tribuna. Y sino, de qué otra manera entenderíamos la delirante promesa de terminar la guerra en Ucrania un día después de conocer su triunfo. La verdad es que ya han pasado dos semanas y todo parece indicar que no hay ni siquiera un plan serio para hacerlo. Saltos Mortales sin malla de protección.
En cuanto a la conformación de su primer gabinete, los nombres que se barajan y los que ya se han confirmado dan mucho que pensar. A estas alturas ya son bastantes y no nos detendremos en analizarlos uno por uno. Pensaríamos, más bien, en la sorprendente selección del congresista por la Florida, Matt Gaetz, para ocupar el cargo de Fiscal General, es decir, la conciencia jurídica del país.
Hay voces que lo acusan de haber pagado a una adolescente para tener sexo con él, además de haber consumido cocaína en fiestas donde había menores. También de haber aceptado regalos caros durante su etapa como representante del primer distrito compresional de Florida. Afortunadamente su nombramiento ya fue “corregido”, ―Gaetz terminó dimitiendo― pero este desatino nos deja muchas preguntas sobre la clase de estándares que se están imponiendo para proveer los altos cargos del ejecutivo.
Nos cuesta trabajo pensar que Trump ―quien se supone debe ser el hombre mejor informado del país―, no supiera nada de las andanzas de
su elegido ni mucho menos de que este sujeto no tuviera ninguna experiencia en el campo jurídico.
Al dimitir le evitó al país una tortuosa investigación del Comité de Ética de la Cámara de Representantes que ya sabía de tales hechos desde 2021 cuando las investigaciones sobre este presunto hecho comenzaron. La joven aseguró que en 2019 el republicano le pagó para mantener relaciones íntimas. Ella tenía 17 años. Una amiga suya aseguró además haber sido testigo de ese encuentro.
Lo preocupante es que esta selección viene acompañada de otras que merecen un serio escrutinio.
Me refiero, por ejemplo, al nombramiento de Pete Hegseth como Secretario de Defensa, quien hasta su nombramiento se desempeñaba como presentador de la Fox y que en 2017 fue investigado por una presunta agresión sexual a una mujer de 30 años. Hace una semana el periódico The Washington Post publicó que el político llegó a un acuerdo económico con ella para que no siguiese adelante con su demanda. Hegseth siempre ha asegurado que esa relación sexual fue consentida.
Quedan otros nombramientos que podrían resultar discutibles, como el del multimillonario Scott Bessent como Secretario del Tesoro, el de Robert F. Kennedy Jr., ―un antivacunas― como secretario de Salud y Elon Musk, ―el hombre más rico del mundo― al cargo del departamento de Eficiencia Gubernamental, pero el espacio no nos permite analizarlos.
A manera de coletilla dejo esta anécdota que siendo histórica, se presta para todo lo antes dicho. El 8 de febrero de 1807 después de la batalla de Preussisch-Eylau, luego que Napoleón hubiera sacrificado tontamente mil quinientos caballos en la niebla, el duque Augereau lo increpó con estas palabras: Sire, os habéis equivocado. Os equivocáis con frecuencia y siempre que os equivocáis, os equivocáis demasiado.
Gabriel Tabord eminen51@yahoo.com