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Juan, 20 jul (Prensa Latina) La gobernante de Puerto Rico, Jenniffer González, firmó una ley dirigida a estimular la participación de estudiantes de escuela secundaria en entidades militares de Estados Unidos.
La medida del Senado de Puerto Rico, que da origen a la Ley 69 de 2025, tiene como objetivo frenar a “los grupos que promueven los estereotipos negativos sobre los veteranos y militares”.
Además, que obstaculizan “la participación de nuestros jóvenes de escuela secundaria y a nivel universitario” en programas como el Cuerpo de Entrenamiento de Oficiales Subalternos (JROTC, siglas en inglés), Cuerpo de Entrenamiento de Oficiales de Reserva (ROTC) y la Patrulla Aérea Civil de las fuerzas armadas de Estados Unidos.
Estas organizaciones paramilitares, según una declaración escrita de La Fortaleza, sede del ejecutivo, “han ayudado a forjar líderes y proveer a los estudiantes la oportunidad de lograr carreras exitosas en el campo militar y civil”.
Desde la década del 60 del siglo pasado, ha habido una gran oposición en Puerto Rico, bajo dominación colonial de Estados Unidos, para que los estudiantes pase a formar parte de las fuerzas militares de la nación norteña.
Actualmente, la agrupación Madres contra la Guerra mantiene una intensa campaña contra el militarismo, en particular contra las acciones genocidas de Israel contra el pueblo palestino.
Fuente: Gobernadora de Puerto Rico impulsa militarización de estudiantes – Noticias Prensa Latina
La pregunta parece incomprensible ―o, al menos, curiosa―: ¿qué puede querer la grandiosa, la esplendorosa Europa, la regia cuna del pensamiento occidental que introdujo el germen de la tradición política, científica y cultural a las jóvenes naciones americanas?
¿Qué puede querer la traviesa, la inestable Europa, la beligerante región mil veces destruida y mil veces “remendada” por causa de conflictos iniciados por viciosos emperadores y ociosos reyezuelos, hartos de no hacer nada y tenerlo todo?
La pregunta, como digo al principio, puede lucir incomprensible o al menos engañosa, dado que cuando se menciona a Europa, se piensa en un conjunto de países ―también llamados El Viejo Mundo―, cada uno con fronteras bien definidas, idiomas propios y aspiraciones diferentes. Pero resulta que, en la práctica, la realidad no es así.
La Europa actual, la que todos creemos conocer, la que surgió después del cataclismo de la primera y segunda guerras mundiales, originadas por la arrogancia y la estupidez de las monarquías de la época, es otra.
Es más; ahora ni siquiera se llama así. Su nuevo nombre es Union Europea y sus gobiernos, que antes eran soberanos y autónomos, son ahora títeres ―esclavos― de una Comisión con sede en Bruselas, en donde personajes ―y “personajes” sin vergüenza ni escrúpulos, dan rienda suelta a sus intereses personales en detrimento del de los ciudadanos de los países miembros que, por cierto, no son quienes los eligen. Para describir la arquitectura de esta torpe alianza, surgida como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, se… Sigue leyendo