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Recientemente, en uno de esos chats de WhatsApp, un viejo y querido amigo escribió un comentario sobre el estado del movimiento progresista en el que decía que la elección es entre unirse o languidecer. ¡No se podría haber dicho mejor!
Después de la última debacle electoral del Partido Demócrata que puso de relieve la bancarrota de convicciones que existe dentro del Partido; le corresponde a la izquierda o a los progresistas, lo que más les convenga, tomar la posta del liderazgo de la lucha del pueblo estadounidense hacia niveles de vida decentes que deberían ser fácilmente accesibles en el país más rico del mundo.
En primer lugar, eso significa desentenderse de aceptar el liderazgo del Partido Demócrata. No se trata de uvas agrias. La realidad es que el Partido Demócrata ha demostrado que su función más importante es defender los intereses de esos donantes ricos en su seno que guían las políticas del Partido para satisfacer su bienestar económico colocando su propio interés por encima del interés del pueblo estadounidense. El Partido Demócrata es irredimible. En un artículo anterior, mencioné que para reformar el Partido Demócrata tal como está compuesto hoy, se necesitarán 100 años para hacerlo y eso es mucho tiempo de espera. Los progresistas necesitan tomar el toro por los cuernos y forjar su propio futuro político.
También es importante señalar que decir que la nación se está moviendo bien es una interpretación errónea deliberada de la nación. Varias medidas progresistas fueron aprobadas en todo el país en… Sigue leyendo