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Parresia es un término griego que alude al hecho de “decirlo todo”. Desde luego, esto puede significar decir cualquier cosa sin hacer una selección, sin reservas ni filtros, pero también ―y sobre todo―, atreverse a decir lo que nuestra cobardía o nuestra vergüenza nos impiden revelar de inmediato. En otras palabras, expresarse con sinceridad y franqueza.
En épocas como las actuales en que decir la verdad tiene un costo tan elevado, hablar con claridad y franqueza entraña una alta dosis de valentía y acaso temeridad, sobre todo cuando las verdades expresadas van en contravía del discurso de quien ―o quienes― se creen poseedores de la verdad absoluta, generalmente abusones con algún poder o mando sobre la audiencia que los sigue.
Para estos “presuntos poseedores de la verdad absoluta” sus afirmaciones tienen como finalidad moldear la realidad, fabricar una verdad generosa con sus intenciones, así aquella se encuentre al otro extremo de la realidad. Al final, serán sus opiniones las que prevalezcan porque, si no…
Hoy en día, los medios periodísticos (en el mundo entero), callan la verdad, remiendan con reticencia las noticias de importancia y esconden los hechos “gordos”, sin profundizar en ellos para, a cambio, darle a la audiencia cobertura (esta vez sí, amplia y extendida), a noticias frívolas sobre farándula o deportes. Esta práctica tiene un nombre: la denominan autocensura. Aunque debiera tener un nombre más preciso; debiera llamarse cobardía, temor a decirlo todo, sin reservas ni filtros, la verdad escueta y precisa. Pero sucede que detrás del… Sigue leyendo












