Aún hay tiempo. Todavía no se ha disparado un solo tiro tierra adentro en Venezuela. Sin duda, el presidente Trump se encuentra en un momento histórico desafiante. Estados Unidos atraviesa tiempos difíciles. La potencia hegemónica mundial durante varias décadas ha perdido su hegemonía, según reconocen muchos, especialmente fuera de la esfera de influencia occidental. El ascenso de China y la creación del BRICS+ han debilitado el control de Estados Unidos sobre los asuntos mundiales. Pero no me malinterpreten, Estados Unidos sigue siendo una fuerza poderosa, pero se acabaron los tiempos en que Estados Unidos instaba a otros a actuar y estos obedecían.
Venezuela posee las mayores reservas de petróleo del mundo. Sus reservas se estiman en 303 mil millones de barriles, superando ampliamente a otros países como Arabia Saudita e Irán, y representan el 17% de las reservas mundiales totales de petróleo. Por supuesto, esto genera un gran interés entre quienes se dedican al negocio petrolero y ven en Venezuela una mina de oro. Pero Venezuela también ha despertado el interés del movimiento anticomunista-socialista (ACSI), centrado principalmente en el crucial estado de Florida, clave en términos electorales. Este ACSI tiene un representante en Washington: el secretario de Estado y Asesor de Seguridad Nacional, Marco Rubio.
En la capital del país se rumorea que el presidente Trump y muchos de sus allegados no están muy interesados en invadir Venezuela, pero Rubio y los magnates petroleros presionan para que se lleve a cabo la invasión. La excusa es combatir el narcotráfico que… Sigue leyendo




















