Hubiera deseado haber tenido tiempo para escribir sobre el mensaje a la nación que esta noche dará el presidente Trump desde el Congreso, pero, desafortunadamente, los tiempos en el periodismo son tiranos.
Ese mensaje, que es tan esperado tanto por Demócratas como por Republicanos, promete ser la brújula que marque el norte de la administración, por lo menos durante los próximos meses, descontando la capacidad de Trump para producir noticias diarias que marcan agendas en el mundo entero.
Como quiera, temas para escribir sobre estos primeros 40 días de gobierno sobran, ya que a diario se producen hechos que encabezan titulares en los principales medios del mundo y eso ―lamentablemente―, es lo que se le da de alimento a la opinión pública internacional, muchas veces sin filtros ni revisiones.
De allí que hoy haya decidido escribir, subsidiariamente al tema deseado, sobre lo que presumo es la Primera Guerra Mundial de Aranceles, iniciada por nuestro hombre en la Casa Blanca.
Esta mañana todos los periódicos que consulté contienen artículos de análisis que intentan explicar por qué Trump está imponiendo aranceles del 25 por ciento a Canadá y México y del 20 por ciento a China.
Se puede ver que los analistas están teniendo dificultades para explicar convenientemente las razones por las cuales se imponen estos aranceles, porque se trata de una medida profundamente autodestructiva. Impondrá costos enormes ―posiblemente devastadores― a la industria manufacturera estadounidense al tiempo que aumentará significativamente el costo de vida sin ninguna justificación visible.
A la ligera, como… Sigue leyendo