Los que han tenido el privilegio de vivir durante este primer cuarto de siglo en Brasil tendrán la posibilidad de narrar a sus nietos una historia que, dadas sus características, tiene muchas similitudes a las que se leen en los libros de fábulas, con moraleja incluida.
La historia comenzaría con los sueños de un humilde mecánico industrial, obrero de una planta metalúrgica, sin ningún título universitario y con una infancia durísima, que quiere llegar a la presidencia de la república de su país.
Es la historia de Luis Inácio Lula da Silva y, en su caso, ese sueño se convirtió en realidad, no una, sino tres veces. Durante su largo recorrido tuvo que encarar grandes desafíos, desde 580 días de prisión por cargos que le imputó un juez venial, hasta quebrantos de salud que lo tuvieron en un par de ocasiones al borde de la muerte.
El contendor de este moderno David bíblico sería el temible gigante filisteo Goliat, personificado en la figura de Jair Messias Bolsonaro (sí, no es un error, su segundo nombre es Messias, tal como está escrito), ex militar egresado de la Academia Las Águilas Negras de la ciudad de Resende, Estado de Río de Janeiro.
La historia de «David contra Goliat» ha adquirido un significado extendido, denotando la competencia entre un oponente pequeño débil y pequeño que se enfrenta a un adversario mucho más grande y fuerte. Esta parece ser la base de nuestra fábula.
El 12 de julio de 2017 Lula fue condenado por… Sigue leyendo
En los últimos años, Australia ha experimentado un preocupante aumento de grupos extremistas, incluidos movimientos neonazis que desafían abiertamente los valores multiculturales del país.
Expertos y líderes comunitarios advierten que esta tendencia no ocurre de manera aislada; está alimentada en parte por influencias internacionales, en particular por la retórica del presidente estadounidense Donald Trump.
El estilo político de Trump, caracterizado por un lenguaje incendiario, insultos y ataques a sus oponentes, ha normalizado una cultura de falta de respeto en el debate público. Aunque su influencia se origina en EE. UU., sus palabras han viajado mucho más allá de sus fronteras; a través de las redes sociales, foros en línea y la cobertura mediática internacional.
Su tono combativo ha llegado a audiencias en Australia y ha contribuido a envalentonar voces extremistas. Investigadores locales señalan que cuando líderes globales de gran visibilidad promueven la división o desprecian el diálogo respetuoso, se genera un efecto dominó. “Estamos viendo que muchos jóvenes, especialmente en línea, absorben mensajes que ridiculizan la tolerancia y fomentan la confrontación”, explicó un analista político. “Ese clima hace que las ideologías extremistas, incluido el neonazismo, parezcan más aceptables.”
Las autoridades australianas han informado de un inquietante aumento de la actividad extremista en los últimos años, con grupos neonazis organizando manifestaciones públicas y difundiendo propaganda. Organizaciones comunitarias aseguran que estos movimientos amenazan la armonía social al atacar a migrantes, minorías y a cualquiera que no encaje en su rígida visión del mundo.
Para muchos australianos, esto representa un fuerte contraste con… Sigue leyendo